«Hoy en día la persona que tenga olfato para las ofensas del honor verá con impotencia cómo ya no puede redimirlas. Antes, tras una injuria, los oponentes se encontraban en el claro del bosque básicamente para dispararse sin tirar a dar y estrecharse luego la mano tan contentos. Hoy, esta manera de restituir el honor está mal vista. En una sociedad incapaz de ofrecer satisfacción, me dije, los adversarios que aún valoran el orgullo y el honor permanecen irreconciliables, la ofensa queda impune, el conflicto no se resuelve.»
Adam Soboczynski, en «El libro de los vicios»