Juan Serrano “Finito de Córdoba” (Sabadell, 1971) atiende el teléfono con el temple con el que receta naturales en sus faenas. Con la autoridad de quien lo ha sido ya todo en el toreo, desgrana la actualidad de la Tauromaquia y de su ciudad, Córdoba, en un viaje que oscila entre la desazón por la situación actual y la ilusión por celebrar el treinta aniversario de su alternativa.
¿Qué valoración puede hacer de un año como dos mil veinte?
En un año tan atípico y complejo para todo el mundo es difícil sacar conclusiones. Ha habido mucha tristeza, demasiada desgracia. Ante eso, todo lo demás cae a un segundo plano. Es indudable que profesionalmente ha sido el año más complicado, pero yo soy optimista, me quedo con el orgullo de ser el torero que lidió el primer toro después de la pandemia (en Ávila) y la satisfacción tan grande de ilusionarme con estrenar un vestido como el de la tarde mágica de Antequera.
“Doctor”, ¿un guiño del destino?
La verdad es que a veces ocurren cosas que parecen casualidad, pero yo no creo mucho en las casualidades. El indulto de ese toro, “Doctor”, en Antequera, parecía un homenaje a todas esas personas que tanto hacen por nosotros en estos tiempos difíciles. La manera en que pude expresarme en esa faena, para mí, fue una forma de redimirme en cierta forma de un año tan horrible, como una señal de que siempre hay una esperanza.
¿Usted cree que dos mil veinte haya sido, como afirman muchas voces, la puntilla para la Tauromaquia?
Yo soy de los que piensan que la pandemia tal vez ha venido a acelerar algo que estaba así desde hace bastante tiempo. Lo veíamos venir y no hemos puesto soluciones y ahora nos vemos de esta manera. Pero como te he dicho antes, soy optimista, y lo que pienso es que tal vez también nos sirva para ser realmente conscientes de la situación, darnos cuenta de que tenemos que estar más unidos que nunca. Tal vez así esto no será la puntilla, sino bien al contrario, la espoleta para salir más fuertes.
¿Y cuál es la fórmula para eso?
No existen remedios mágicos ni inmediatos, pero es evidente que afición y ganas de asistir a los toros hay. Pienso que es el momento de hacer un análisis interno y buscar los caminos para potenciarlo. No ceñirnos a las Ferias y los festejos, sino que hay que conseguir que la Tauromaquia vuelva a ocupar el espacio público que siempre ha tenido y sea uno de los pilares de nuestra cultura.
¿Será igual la temporada en 2021?
Tenemos que ser realistas y observar que la situación sanitaria es incierta, muy complicada. Habrá que esperar a que vayan pasando los meses. Se habla mucho de que en el verano podremos retomar cierta normalidad, pero yo lo extendería un poco más, viendo como está todo.
En este año se cumplen treinta años de su alternativa, ¿cómo enfoca esa fecha tan señalada?
Pues imagínate, con mucha ilusión por recordar aquel 23 de mayo. A veces tengo la sensación de que ha pasado muy rápido el tiempo, pero después lo pienso y también han sucedido muchas cosas, a nivel personal y a nivel profesional. Tengo muchas ganas de volver a ver en los tendidos a tantas personas que me han seguido durante todos estos años y de recordar a muchos de los que ya no están con nosotros, pero qué de alguna manera, lo estarán siempre, porque los llevo en mi corazón.
¿Le gustaría celebrarlo de alguna manera especial?
Uno piensa muchas cosas: en volver a encontrarte con toda tu gente en los tendidos, en la manera en la que podríamos meter el máximo de afición posible y ver también gente joven, chicos que no habían nacido siquiera cuando yo tomaba la alternativa. Poder cuajar un toro y comprobar que la emoción no entiende de generaciones, es atemporal. Sueño con ver mi plaza de los Califas engalanada como en las mejores tardes, pero la verdad es que hay que esperar a que el tema de la pandemia se solvente, y a ponernos de acuerdo con la empresa, claro, para que uno pueda brindarle a su gente ese paseíllo. Esperemos que todo pueda ser como lo sueño, pero de una forma o de otra, está claro que son treinta años de alternativa, un aniversario muy señalado, y algo especial habrá que hacer.
¿Qué opinión le merece que el Ayuntamiento de Córdoba aprobara una moción de apoyo a la Tauromaquia?
Hay que ser muy valiente para tomar esta decisión tal y cómo están las cosas. Desde aquí quiero agradecer a Francisco Gordon, que ha hecho mucho por esto y sobre todo al alcalde. A mí me hace sentir mucho orgullo que el alcalde de Córdoba quiera defender la verdad de una de nuestras raíces y de nuestras tradiciones. Creo que el señor Bellido lanza de esta manera un mensaje muy importante para la sociedad. Ya era hora de que nuestras instituciones defiendan el enorme patrimonio cultural que representa la Tauromaquia, más en una ciudad como Córdoba. Ahora veremos qué decisiones se toman y en qué sentido se enfocan las ayudas, ojalá sirva para que la Tauromaquia esté activa durante todo el año en Córdoba y no sólo durante la Feria.
¿Tiene alguna propuesta para el alcalde?
A mí me van a encontrar siempre del lado de los que quieran darle a este arte el protagonismo que se merece. Mi opinión es que en Córdoba la Tauromaquia tiene que respirarse todo el año, no sólo durante la Feria. La nuestra es la tierra de los Califas del toreo, va en nuestros genes, es nuestra tradición, pero diría que es mucho más, es nuestra cultura. Córdoba no puede entenderse ni explicarse sin el toreo. Por eso digo que esto hay que enseñarlo a los jóvenes, no puede ser que nuestra Historia esté arrinconada, tiene que ocupar el lugar que se merece. Sólo con conocerla ayudará a que las nuevas generaciones sigan amándola. Todo lo que podamos hacer para eso redundará en el bien de todos y por supuesto que pueden contar conmigo para cualquier iniciativa que esté en esa línea.
Para muchos aficionados de esta tierra de Califas, usted está llamado a ocupar el siguiente lugar, ¿será Finito el sexto Califa del toreo?
No es algo que tenga que decir yo. Mi trayectoria está ahí. Y mi ilusión por continuarla, por seguir en esta búsqueda perpetua de la faena soñada. Después, lo que tenga que ser, será.