Fermín, que bueno que volviste
El uno de octubre por la tarde, o, para que todos nos entendamos mejor, en la previa del día del Valencia, a Fermín, a sus ochenta y tres años, empezó a sudarle todo el cuerpo de repente. Aquellos calores que estaban deviniendo en sofoco no le parecían muy normales así que se asustó, y descolgó el teléfono para llamar a su hijo Juan Carlos, que …